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Mauricio Florez Morris, Ph.D.

Ideología y formación de coaliciones


Uno de los tópicos que usualmente se abordan en muchos cursos de Políticas Públicas es el tema de formación y mantenimiento de las coaliciones políticas. Primero porque es una destreza que todos los buenos gobernantes y sus asesores deben tener. Segundo porque es una habilidad cuyos fundamentos se pueden enseñar y aprender en el aula, como lo ilustran varios textos sobre la materia (En mi clase usamos una traducción abreviada del libro "Unite and conquer. How to build coalitions that win and last" (2009). Su autora, Kyrsten Sinema, fue electa como Representante a la Cámara de los Estados Unidos por Arizona, en el 2013). Tercero, porque la importancia de las coaliciones en el proceso de formación de políticas públicas es un tema de sentido común. Los archivos de nuestros cuerpos legislativos, ONGs y think tanks están llenos de iniciativas legislativas, que pese a su magnífico diseño técnico, no se concretaron en leyes, porque simplemente no tuvieron el apoyo político necesario.

En este contexto, me llamó la atención la caricatura que encabeza esta nota. Su lectura nos puede inducir a pensar que el problema de la izquierda es pelearse mientras que la ventaja de la derecha es llegar a acuerdos. Un análisis rápido nos lleva a concluir que ésta es una verdad a medias, donde abundan los contraejemplos. En el caso de la política Colombiana, vemos como la izquierda obtuvo tres gobiernos continuos en la alcaldía de Bogotá, desde el 2004 hasta el 2015, gracias a formar la coalición del Polo Democrático mientras que los votos del centro y la derecha se esparcían entre varias alternativas. Uruguay también ofrece un excelente ejemplo con el dominio electoral que ha mostrado el Frente Amplio, desde las elecciones presidenciales del 2004, que llevaron por primera vez a Tabaré Vázquez a la presidencia. En este país, mientras la coalición de izquierda ha presentado un mensaje con posturas unificadas y creíbles, los Partidos Nacional y Colorado, que dominaron la política Uruguaya desde 1830, hoy no logran ponerse de acuerdo para contrarrestar eficientemente esta fuerza.

El caso Chileno también nos muestra la capacidad de la izquierda para lograr coaliciones. En el 2014, Michelle Bachelet volvió a la presidencia apoyada por la Nueva Mayoría, una coalición de partidos de centro-izquierda que va desde los comunistas hasta la Democracia Cristiana. Hay que ver los debates sobre las políticas educativas o de desarrollo económico para notar las abismales diferencias ideológicas que aun existen entre ellos. Pese a esto, la coalición de centro-izquierda continúa unida. Además, a diferencia de Uruguay, en Chile la centro-derecha aprendió la lección y con la "Alianza" de los partidos de la UDI y el RN, en ocasiones han logran victorias importantes, tanto a nivel electoral (Presidencia de Piñera) como a nivel legislativo, frenando o moderando algunas iniciativas legislativas de Bachelet.

El elemento de verdad de la caricatura, no es que los grupos de izquierda no puedan formar coaliciones y los de derecha si, sino que para formar coaliciones (como la literatura lo indica) es necesario mirar más allá de los sectarismos ideológicos y buscar puntos en común e intereses mutuos donde se puedan compartir objetivos. Este proceso de acercamiento entre diferentes actores políticos y sociales implica un proceso técnico, no ideológico, donde los politólogos, con una visión un poco más pragmática de los acontecimientos políticos, estamos llamados a tener un rol cada vez más importante tanto en la formación de políticas públicas como en temas de campañas y gobernabilidad.


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