Me complace compartir este artículo de mi autoría, originalmente publicado en la Revista de la Asociación Colombiana de Consultoría Política (ACOPOL) en su edición del pasado mes de octubre-2019.
Introducción: la analogía entre volar un avión y asesorar una campaña
Hay muchas analogías que se usan en consultoría electoral para explicar cómo funcionan los fenómenos políticos. Una de mis favoritas es el comparar el pilotear un avión con el conducir una campaña. Un concepto básico es que cada estratega tiene un mapa mental o un “tablero de control” en la mente que le ayuda a formular objetivos, evaluar situaciones y hacer las correcciones necesarias durante el curso de una contienda política.
La información que se encuentra en este “tablero de control” se origina al menos en tres fuentes. La primera, y muy valiosa es la experiencia directa que se ha acumulado ejerciendo la profesión. De la misma forma que un piloto con 7 mil horas de vuelo es más valioso que otro con mil horas, un consultor con un amplio número de campañas debería tener más recursos que ofrecerle a su cliente que otro asesor con menor experiencia directa.
Sin embargo y como ocurre en el resto de las profesiones, el conocimiento empírico no lo es todo. Existen al menos otras dos fuentes de información que no se pueden subestimar. La primera proviene de las experiencias de colegas y otras personas vinculadas al oficio. En el caso de la consultoría política, este tipo de aprendizaje se puede obtener de manera formal e informal en muchos escenarios que van desde la participación en congresos hasta la lectura de textos elaborados por personas vinculadas a la asesoría política. Este es el caso de libros biográficos de importantes consultores, revistas especializadas y reportes de periodistas que han cubierto las campañas. Lo mismo ocurre en la industria de la aviación cuando el piloto obtiene información de sus colegas y de manuales especializados en tipos de aviones.
Otra fuente de aprendizaje consiste en el uso de modelos teóricos aplicados al comportamiento político. Este conocimiento abstracto también tiene bases empíricas y sustenta la creación de guías para actuar en situaciones específicas. Un ejemplo típico en la consultoría política es el manejo de crisis. Así el consultor profesional nunca haya vivido una crisis en una campaña, los protocolos para enfrentar una situación problemática le dan los pasos a seguir para disminuir el daño que esta le puede producir. Tanto en asesoría política como en aviación, este conocimiento teórico de situaciones es lo que permite la creación de ejercicios de simulación, donde muchas veces la persona aprende a resolver situaciones que no ha experimentado en la vida real.
El conocimiento directo, indirecto y teórico de la profesión, sea aviación o asesoría política, es lo que le da la sofisticación cognitiva al profesional. Esto facilita que los problemas en una campaña se reconozcan más rápidamente y se implementen mejores soluciones.
La analogía entre volar un avión y asesorar una campaña es aún más importante si consideramos los instrumentos que el piloto necesita leer en el tablero de control de un avión y la información que maneja el asesor político en su mapa mental, que de cierta forma se convierte en el tablero de control de la campaña.
Algunos indicadores en el tablero de control de un avión nos permiten medir la “sustentación” del mismo o sea mantenerlo en el aire, por ejemplo, el combustible que tiene y el correcto funcionamiento de sus motores. De igual forma el mapa mental que tiene un asesor político le facilita evaluar la viabilidad de una campaña, al analizar elementos como sus recursos económicos, políticos, sociales, culturales, etc.
De la misma forma que un avión tiene un techo de vuelo (altura máxima que puede alcanzar), los políticos y sus partidos están limitados por factores como la imagen negativa que ellos tengan en sectores del electorado. Intentar sobrepasar esta barrera tanto de techo de vuelo de un avión como de imagen negativa de un candidato, en ambos casos requiere un enorme esfuerzo que muchas veces es poco rentable para quien lo realiza.
Mientras que el peso y el diseño puede ser factores que influyen en la forma de vuelo de un avión, el pasado de un candidato, sus anteriores gestiones y hasta su vida privada pueden llegar a limitar la posibilidad de maniobra en una campaña.
Otro factor que afecta la calidad de vuelo de un avión es el balance que este debe tener entre los ejes laterales (alas derecha e izquierda) y entre el eje longitudinal (la parte delantera y trasera del avión). Algo similar ocurre cuando el consultor debe manejar tensiones y hasta peleas internas en una campaña, que pueden ocurrir entre la derecha e izquierda de un partido o entre los sectores más tradicionales y los más progresistas del mismo.
Por último, de forma similar en que el avión es afectado por el medio ambiente en el que opera (vientos, lluvias, cenizas volcánicas, etc.), una campaña está influenciada por modas y tendencias de opinión pública. Una de las más importantes para la campaña es la intención de voto que tiene la población. Así como el avión tiene instrumentos de medición para planificar y monitorear lo que sucede en vuelo, muchos consultores políticos elaboran y analizan la distribución de la intención de voto. El resto del articulo se enfoca en este tema, haciendo énfasis en situaciones de “normalidad”, sesgo y polarización electoral. Se analizan las causas y consecuencias de cuando el electorado esta polarizado y se sugieren algunas medidas que se deben tomar en una campaña para manejar de la forma más favorable esta situación.
La distribución de intención de voto: De escenarios de “normalidad” a situaciones de “polarización” en una campaña política
El instrumento para medir la distribución de intención del voto en el panel de control del asesor político o en su mapa mental, se asemeja a las figuras de distribución de datos que se encuentran en cualquier libro de introducción a la Estadística Social. Por motivos de claridad en el artículo, se asume que toda la distribución de voto se puede organizar de acuerdo con la variable ideológica derecha-izquierda. En la práctica se construye uno o más índices con diferentes variables, las cuales muchas veces se correlacionan. Por ejemplo, en los Estados Unidos la variable ideológica derecha-izquierda esta correlacionada con las actitudes que las personas tienen frente a temas como el aborto, los derechos de las minorías, las políticas de salud pública y los temas de migración, para solo mencionar cuatro variables.
Hasta hace poco se pensaba que la distribución de intención de voto más común es aquella que se asemeja a la curva estadística normal o en forma de campana. (Ver gráfico # 1)
Gráfico # 1: Distribución “normal” de intención de voto
Como se puede observar en este gráfico de distribución de intensión de voto, la mayoría de los sufragantes se encuentran en el centro del espectro político. Un partido que domine totalmente este espacio puede llegar a sumar hasta el 68.2% de los votos. Agrupaciones políticas que se ubican ideológicamente en la extrema derecha o extrema izquierda, deberían moderar algunas de sus posiciones para conquistar votos del centro, donde de acuerdo con el gráfico están las mayorías. Esta sería una estrategia a corto plazo. La otra alternativa, la cual puede ser una estrategia a largo plazo, es mantener sus posiciones de extrema esperando que toda la gráfica (o la totalidad del espectro político del país) se mueva en su dirección, y por consiguiente ideas que antes eran consideradas radicales se conviertan en posiciones de centro.
Otro tipo de distribución de intensión de voto más real, es cuando la conducta electoral esta sesgada hacia uno de los extremos. En este tipo de reparto de votos, el centro ideológico pierde protagonismo frente a posiciones de derecha e izquierda moderadas. Por ejemplo, la gráfica # 2 nos ilustra un caso donde la mayoría del electorado favorece una posición de izquierda moderada. Esta puede ser la situación de recientes elecciones que se han hecho en Bogotá. Una campaña de un partido o de un candidato de centro debería enfatizar algunos aspectos de izquierda con el fin de competir por un mayor número de posibles votantes. Ser fiel a la posición de centro no seria una estrategia muy rentable a corto plazo.
Gráfica # 2: Distribución de intención de voto sesgada a la izquierda
La situación inversa se muestra en el gráfico # 3, donde la zona electoral tiene una mayoría que favorece a ideologías de derecha. En este caso un candidato o partido de centro tendría que enfatizar cualquier propuesta que les permita competir por votos con los partidos de esta tendencia ideológica.
Gráfico # 3: Distribución de intención de voto sesgada a la derecha
Uno de los casos mas interesante y que últimamente han ocurrido con bastante frecuencia es la situación de distribución de intención de voto de forma polarizada. La misma se representa en forma de “U.” La gráfica # 4, muestra una polarización simétrica donde la derecha y la izquierda son los dos grupos que más apoyo reciben de la población mientras que el centro pierde relevancia electoral. En este caso mantener una posición de centro tiene muy poco rédito electoral y los candidatos solo empiezan a ganar tracción con los votantes en la medida en que ellos se mueven ideológicamente a uno de los dos extremos del espectro político.
Gráfica # 4 Distribución de intención de voto polarizado simétricamente
La última forma básica de distribución de la intención de voto se encuentra en casos de polarización parcial o asimétrica y se representa con una “J” o ”J invertida.” Estos son casos en los cuales solo una posición de extrema tiene acogida entre el electorado. A diferencia de la anterior distribución, en la polarización asimétrica los asesores políticos solo tienen una dirección hacia donde pueden mover su candidato para aumentar el caudal de votos que este pueda recibir. Un análisis de casos de polarización asimétrica se puede encontrar en el texto de Hacker y Pierson (2015).
Gráfica # 5: Distribución de intención de voto polarizados asimétricamente
Consideraciones preliminares
La distribución de la intención de voto (normal, sesgada o polarizada) de una población, es uno de los factores importantes en la formulación exitosa de una estrategia de campaña. Aunque para exponer las anteriores ideas se usó la variable ideológica “izquierda-derecha”. Es importante saber cuales son los elementos que en la vida real importan a los votantes. Estos factores se pueden agrupar en índices que le permitan al asesor construir estrategias electorales más efectivas.
La analogía entre volar un avión y asesorar una campaña es bastante didáctica, debido a que por ejemplo en este caso, nos permite imaginar un instrumento en el panel de control, donde pueden aparecer algunas de las gráficas de distribución de intención de voto antes presentadas o figuras similares que muestren cómo se reparte el posible comportamiento electoral de los votantes en una elección. Sin embargo, la analogía entre pilotear un avión y asesorar una campaña tiene el limitante que mientras la tripulación de un avión no puede producir una tormenta, el equipo de campaña si tiene herramientas para alterar el contexto en que el candidato y sus oponentes se encuentran.
Causas de polarización electoral
Estudiando dinámicas de polarización a nivel grupal, Valdesolo y Graham (2018) identifican cinco variables concurrentes con este fenómeno. Comparando la psicología social intragrupal (o sea, la forma como las personas se relacionan dentro de un grupo) con la psicología social intergrupal (o sea, la forma como los individuos de un grupo se relacionan con personas de afuera de su grupo), los autores señalan que:
(1) Mientras las personas en grupos polarizados tienden a cooperar con otros miembros de su mismo grupo, ellos son proclives a expresar hostilidad contra personas externas.
(2) Esta cooperación hace que las personas aumenten su capital social con miembros de su grupo, al generar nuevas amistades y trabajo conjunto en la causa política. Por el contrario, sus miembros tienden a perder capital social con personas ajenas al grupo, debido a que ellos son proclives a experimentar situaciones de indiferencia y/o antagonismo. Un punto máximo de hostilidad es cuando las personas del grupo polarizado comienzan a deshumanizar a los que no pertenecen al mismo.
(3) Adicionalmente dentro del grupo polarizado se observa un incremento de confianza hacia los miembros de este, mientras que el nivel de confianza disminuye en las relaciones que se tienen con personas que no pertenecen a su entorno. En ocasiones, el poco nivel de confianza hacia personas ajenas al grupo se puede llegar a expresar en conductas de violencia física y verbal hacia individuos externos a la colectividad.
(4) Los grupos polarizados generan una sensación de bienestar hacia sus miembros. Entre más interacciones tiene un integrante de un grupo polarizado con otro sujeto de la misma colectividad, la sensación de bienestar aumenta. Por el contrario, ésta disminuye cuando una persona de un grupo polarizado se ve expuesto a individuos, mensajes y otros elementos que se originan en una agrupación externa.
(5) La sensación de bienestar antes descrita se debe a que las personas que están dentro de un grupo polarizado generalmente viven situaciones de consonancia cognitiva. En otras palabras, todas las cosas nuevas que se leen o se hablan concuerdan con su forma de pensar. Por el contrario, elementos externos a su grupo producen disonancia cognitiva, lo que genera incomodidad a la persona. Por ejemplo, esto ocurre cuando un individuo recibe nueva información que no encaja con su forma de pensar.
En otro estudio, Tucker y otros (2018) identifican tres importantes causas de polarización: (1) Redes sociales, (2) Medios de comunicación tradicionales, y (3) Conductas de los políticos. Estas variables generan polarización política en la medida que se usan como medios para desinformar y crear percepciones erróneas de los acontecimientos.
Estudiando la influencia que las redes sociales tienen en la polarización política, Settle (2018) subraya la forma como estos medios (Facebook, Twitter, etc.) cambian la manera como las personas interactúan cuando tratan temas electorales. Las redes sociales hacen que las comunicaciones sean más rápidas, más abarcadoras y más dinámicas. Adicionalmente estos medios digitales permiten un aumento en el número de líderes de opinión debido al bajo costo que tiene participar en ellas. Settle también observa dos razones por las cuales las redes sociales ayudan a la polarización. La primera es que permiten recibir y compartir más información de personas que piensan igual al sujeto receptor de la información y más información negativa sobre quienes tienen ideas políticas contrarias a esta persona. Un segundo factor que concuerda con el primero es que las redes sociales amplifican la percepción de las diferencias entre los grupos antagónicos.
Los medios de comunicación tradicionales son la segunda causa de polarización que se ofrece en el estudio de Tucker y otros (2018). Un análisis detallado de la forma como los medios polarizan políticamente a las personas se encuentra en el vídeo “The Brainwashing of my Dad” [El lavado de cerebro de mi padre] (2016). El mismo narra cómo un señor que era simpatizante del Partido Demócrata empezó a adoptar posiciones pro-Republicanas cuando comenzó a escuchar programas de radio conservadores y a mirar el canal pro-Republicano, Fox News. El documental ilustra algunas técnicas que usan los medios masivos para influenciar a su audiencia:
1. Dar opiniones sesgadas y mentir.
2. Medios como máquinas que “hacen ruidos" capaces de generar confusión, desinformación y sembrar dudas. Esto con el fin de desconcentrar a su audiencia.
3. Acusar y dividir.
4. Usar tácticas de Marca (Branding) y Etiquetado (Labeling).
5. Uso de lenguaje y enmarcación (framing). En política el lenguaje no es neutral (Frank Luntz).
6. Infundir temor y usar emociones. Cuando las personas sienten temor, no piensan de forma racional. Y cuando no piensan de forma racional, se genera la posibilidad de que crean en cualquier cosa.
7. Acosar (bullying) y avergonzar (shaming).
8. Usar la técnica “In your face" [en su cara]. Esta consiste en presentar la misma información en todas partes y de forma excesiva.
9. La técnica de manipulación no verbal. Ej. Vestidos de presentadores de noticieros.
Una descripción más detallada de las nueve técnicas que se presentan en este vídeo se encuentra en mi artículo “Técnicas de lavado mental para modificar opiniones y actitudes de los votantes.” (Florez-Morris, 2019) en https://www.florez-morris.com/mi-blog
De acuerdo con Tucker y otros (2018) las conductas de los políticos pueden ser también otra de las causas de polarización. Al respecto se considera que muchas élites políticas adoptan posiciones más extremas que el público en general, debido en parte al proceso de selección de líderes en los partidos. Es especialmente el caso cuando los candidatos son seleccionados en elecciones internas de cada partido, en las cuales tienen bastante importancia los votantes que ejercen militancia y que por lo general adoptan posturas menos conciliadoras. En los USA, por ejemplo, las personas que dicen tener un alto interés en temas políticos son solo el 21% de los sufragantes, pero ellos definen muchos de los candidatos de sus partidos durante las elecciones primarias.
Las leyes electorales son otro elemento que puede incentivar la polarización. Por ejemplo, cuando el sistema político para elección de autoridades manda que se realice una segunda vuelta electoral, en casos cuando en la primera elección no haya una mayoría clara a favor de un candidato en particular. La segunda vuelta potencialmente genera las posibilidades para la polarización del sistema político.
Algunas consecuencias de la polarización
Entre las posibles consecuencias que tiene una distribución de preferencia electoral polarizada se encuentran: (1) las dificultades para gobernar con consenso, (2) la aparición de una oposición desleal, (3) dudas sobre la representatividad y la legitimidad del gobierno, y (4) la posibilidad de inestabilidad en el sistema político, lo cual afecta otras áreas como es el caso de la pérdida de inversiones extranjeras.
En un análisis de ocho situaciones de polarización en Suramérica, Samuel Handlin (2017) observa que un alto grado de polarización en Venezuela, Ecuador y Bolivia está asociado con la erosión del sistema democrático. Por el contrario, cuando hay baja polarización, así existan partidos de izquierda fuerte, hay más posibilidades de lograr una democracia representativa. Estos son los casos de Uruguay y Chile.
Pasos que un asesor debe seguir para manejar una campaña en un ambiente electoral polarizado:
1. Identificar, el o, los temas que polarizan a los votantes.
2. De estos, seleccionar los tópicos que sean más favorables para su candidato. Teniendo en cuenta variables como su experiencia, la ideología, las características personales, etc.
3. Elaborar un indicador con las variables más favorables para su candidato y relacionarlo con la marca (o branding) que él tiene o que quiere construir, buscando una coherencia entre el mensaje de campaña y la imagen que el candidato quiere proyectar al electorado.
4. Elaborar una estrategia de comunicaciones alrededor de los temas que le favorecen a su candidato y de esta forma tratar de influir en la agenda de noticias de los medios de comunicación (Agenda Setting).
5. Ejercer disciplina en mantener los temas de campaña seleccionados. Un ejemplo al respecto se encuentra en la película “Brexit. La guerra incivil” (2018, 97 min.), donde se ilustra la forma como el estratega, Dominic McKenzie Cummings, quien trabaja a favor de la salida de Inglaterra de la Comunidad Europea, insiste en la importancia de ser disciplinados con el mensaje de esta campaña, el cual se resume en: “Recuperar el control”.
6. Prepararse para contrarrestar al candidato opositor cuando siga los pasos anteriores.
Consejos finales
Si la distribución de intención de voto en una elección esta polarizada, no se autoengañe pensando que fácilmente se puede cambiar esta tendencia. Más bien planifique la mejor estrategia posible teniendo en cuenta este tipo de comportamiento electoral.
Compare y explique las diferencias entre la actual distribución de votos y los más recientes resultados de pasadas elecciones. En caso de que haya algunas diferencias, trate de entender los motivos de estas. Adicionalmente, evalué posibles distorsiones en las mediciones que usted realiza. Fenómenos como la Espiral del Silencio y la Deseabilidad Social pueden tener un potencial efecto en el proceso de recolección de información.
Recuerde que el valor de los datos que recolecta depende de los objetivos reales que tiene su campaña. No todas las campañas buscan ganar la próxima elección. Algunas quieren simplemente posicionar mejor al candidato en la mente de los electores pensando en una futura contienda electoral. Otros objetivos pueden ser frenar a otro líder, impulsar un tema de campaña, ganar una mayor cuota burocrática, etc.
Bibliografía
Hacker, Jacob y Paul Pierson. 2015. State Crisis in Fragile Democracies: Polarization and Political Regimes in South America. Cambridge University Press.
Haynes, Toby. 2018. Brexit. La Guerra Incivil. HBO.
Tucker y otros (2018). Social Media, Political Polarization, and Political Disinformation: A Review of the Scientific Literature. Hewlett Foundation. (https://www.hewlett.org/wp-content/uploads/2018/03/Social-Media-Political-Polarization-and-Political-Disinformation-Literature-Review.pdf)
Senko, Jen (2016). The Brainwashing of My Dad.
Settle (2018) Frenemies: How Social Media Polarizes America. Cambridge University Press
Valdesolo, Piercarlo y Jesse Graham (2018) Social Psychology of Political Polarization (Claremont Symposium on Applied Social Psychology Series) Routledge.
El artículo fue escrito por Mauricio Florez Morris, Ph.D. El autor ha sido profesor en las facultades de Ciencia Política y Sociología en University of Maryland, George Washington University, Georgetown University, y North Virginia Community College en los Estados Unidos. En la Universidad del Rosario y la Universidad Javeriana en Colombia, al igual que en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Salvador en la Argentina.
Su actual interés académico se centra en temas relacionados con los estudios de opinión pública, campañas electorales, marketing, liderazgo y psicología política. Es miembro de la American Political Science Association (APSA) y la American Sociological Association (ASA), al igual que de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos (ACOPOL). Ha trabajado en campañas electorales para organizaciones afiliadas al Partido Demócrata en los Estados Unidos.
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