Desde la óptica de la consultoría política, el libro "How Bernie Won" (Cómo Bernie Ganó), 2018, describe la trayectoria electoral de Bernie Sanders, famoso Senador Demócrata, líder del ala progresista del partido y precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos para las elecciones del 2016 y 2020. Su autor, Jeff Weaver, relata sus experiencias como Gerente de la Campaña Sanders 2016 y como asesor político del personaje en otras etapas de su carrera. El texto se desarrolla siguiendo la forma como Sanders va evolucionando en su manera de hacer campañas. De joven, el líder quiere ser un dirigente "de la vieja escuela", de esos que piensan que solo con el trabajo proselitista en la comunidad es suficiente para ganar elecciones. Sin embargo, en la medida que avanza su carrera se va dando cuenta de la necesidad de adoptar modernas técnicas de organización, comunicación y marketing electoral para mantenerse competitivo frente a adversarios cada vez más poderosos y con mayores recursos.
Su autor, Jeff Weaver, destaca varios momentos donde el uso de diferentes herramientas de consultoría le permiten a Sanders avanzar en su agenda progresista. Uno de los puntos más altos de su carrera electoral se alcanzó durante la campaña por la nominación del Partido Demócrata a la Presidencia en el 2016. En esta etapa se logró construir una campaña con más de 1200 colaboradores distribuidos en todos los estados de la nación y se recolectó más de 90 millones de dólares por medio de pequeños aportes que promediaban los $27 dólares por donación. Esto le permitió al Senador avanzar en una agenda política independiente de los grandes grupos financieros, que de acuerdo con el libro, apoyaron a la candidata Hillary Clinton, quien también contaba con casi toda la maquinaria electoral del Partido Demócrata.
El libro "How Bernie Won" muestra como aplicando diferentes técnicas de consultoría política, Sanders logra 23 victorias en diferentes Estados y otros resultados desfavorables, pero con sabor a victoria, debido a las enormes dificultades que enfrentaron y a los pequeños márgenes con que perdieron. Al final del proceso electoral para elegir al candidato Demócrata para la Presidencia, la campaña Sanders, aunque no logró este propósito, si alcanzó 13,206,428 votos, es decir el 43.1% de todo el electorado de su partido. Esta cifra le representó obtener 1865 delegados para la Convención Demócrata, de los 2382 que necesitaba para poder ganar la nominación. Weaver aclara que un factor decisivo para no alcanzar la candidatura de Sanders fue el apoyo casi irrestricto que los 720 súperdelegados le dieron a la campaña Clinton. Estos eran individuos que no fueron escogidos durante las elecciones primarias del partido, sino personalidades de la estructura de esta organización (congresistas, líderes locales, funcionarios, etc.) que recibieron "a dedo" este nombramiento.
El libro también describe el desarrollo de un conflicto interno entre las dos facciones del Partido Demócrata, lo que constituye una historia con muchos ribetes interesantes, fruto de la duplicidad que en ese momento existía dentro de esta organización, pues aunque en público el Comité Nacional del Partido Demócrata (DNC, Democratic National Commitee), bajo la dirección de la Representante Debbie Wasserman Schultz, estaba obligado a mantener neutralidad frente a ambos candidatos, en privado hizo todo lo posible para boicotear la campaña Sanders y favorecer a Hillary Clinton.
Weaver narra múltiples episodios donde la campaña Sanders denunció actitudes desleales del Partido Demócrata hacia ellos y de cómo estas quejas fueron desestimadas por la prensa y por otros actores independientes. Sin embargo, toda la fachada de neutralidad del Partido cayó el 22 de julio del 2016, cuando, ya con la victoria de Hillary Clinton asegurada, Wikileaks reveló numerosos correos electrónicos que mostraban varios momentos donde la dirección del partido conspiraba con altos funcionarios del equipo Clinton para frenar a Sanders. Las irregularidades cometidas iban desde desviar a la campaña Clinton fondos económicos y ayuda logística, que originalmente debían ser destinados a candidatos locales, hasta suministrarle por adelantado las preguntas que se iban a hacer durante los debates televisados, permitiéndole así a la candidata preparar mejor sus respuestas.
Cuñas publicitaria de Sanders 2016
¿Frente a la derrota electoral de Bernie Sanders, por qué el libro se titula: "Cómo Bernie Ganó"?
Primero porque gracias al escándalo que generó Wikileaks al destapar los correos electrónicos conspirativos entre la dirección Demócrata y altos funcionarios de la campaña Clinton, la directora del partido, Debbie Wasserman Schultz fue obligada a renunciar, iniciándose un proceso de renovación que ya ha generado sus primeros frutos. Uno de ellos fue la victoria Demócrata en las elecciones parlamentarias del 2018.
La segunda razón para el título de este libro obedece a la influencia que ha ejercido Bernie Sanders en las importantes modificaciones dentro del programa de gobierno del Partido Demócrata. Ahora, su agenda refleja un giro hacia ideas progresistas, como son: la adopción de un seguro universal de salud, el derecho a una educación terciaria gratuita y de calidad para todos los estadounidenses, la obligación de ejercer un mayor cuidado del medio ambiente y la necesidad de garantizar un salario mínimo que no condene a la pobreza a muchos de los trabajadores. Este cambio se logro gracias a la influencia que el candidato tuvo durante la campaña del 2016, la cual incentivó a muchos jóvenes de la Generación Milenio a participar en política, convirtiendo la variable "edad" en el principal indicador para predecir si los votantes apoyaban a Clinton o a Sanders en las elecciones primarias. Varios apartes del libro ilustran este conflicto ideológico entre el bando Clinton que favorece políticas neoliberales, la globalización económica y el libre comercio, y el bando Sanders que busca defender el aparato productivo de los Estados Unidos y rescatar la tradición de políticas sociales que en su momento impulsó el expresidente Franklin Delano Roosevelt con su famoso programa de gobierno "The New Deal".
Un tercer elemento útil del libro es que contextualiza el proceso electoral interno que hoy vive el Partido Demócrata en su elección del candidato a la presidencia para las elecciones del 2020. Weaver no solo describe algunas de las posiciones y disputas internas de muchos de los actuales precandidatos, como: Joe Biden, Elizabeth Warren, Tulsi Gabbard y por supuesto Bernie Sanders, sino que también incluye en su análisis los roles de numerosos asesores y operadores Demócratas, personas que difícilmente son registrados por los medios de comunicación pero que cumplen una función vital en el buen funcionamiento de cualquier campaña.
Otro aspecto atractivo del libro son las anécdotas de campaña y las escenas en lugares conocidos de Washington DC frecuentados por el mundo político. Por ejemplo, Weaver relata cómo para distensionarse durante la contienda electoral, él salía con Sanders a una avenida, y mientras él cargaba una pancarta, el candidato saludaba a las personas que pasaban en los carros. Este juego que ellos llamaban "honk-a-mania" (tocar la bocina), les servía para ver cuanta gente respondía el saludo y el tipo de señas que les hacían. Esto lo utilizaban como una forma de evaluar el estado de la campaña. Por supuesto, cuando desde los carros les contestaban con gestos obscenos, Sanders siempre los apuntaba como indecisos.
Otras situaciones cómicas en la campaña se generaban en las interacciones entre sus funcionarios y el grupo de reporteros que cubrían al candidato. Por ejemplo, una de estas situaciones ocurrió cuando la campaña no quería revelar que estaban en conversaciones con una figura importante del partido que los iba a apoyar y en ese momento, este personaje (la Representante Tulsi Gabbard) entra por el lobby del hotel repleto de periodistas, donde "casualmente" estaba alojado el candidato. La comicidad se da cuando los funcionarios de la campaña tienen que fingir sorpresa frente a la prensa que trata de entender tamaña "coincidencia."
Para las personas que conocen Washington DC, el libro también tiene interesantes pasajes donde Bernie Sanders se reúne con otros líderes progresistas en algunos de sus restaurantes favoritos. Uno de los más emblemáticos dentro de la cultura política de la capital es "The Thunder Grill" (ver foto abajo), localizado en el lobby de la estación de trenes Union Station, a pocas cuadras del Congreso.
Por supuesto, desde el punto de vista de la consultoría política, el principal aporte del libro está en la forma didáctica como aborda diferentes temas de la profesión. Por ejemplo, en varios apartes Weaver explica la dificultad de asesorar a un líder regional, como Bernie Sanders antes del 2016, que necesitaba darse a conocer a nivel nacional. Parte del reto era hacer entender al personaje y a su entorno que pese a los años de labor proselitista y a su popularidad en su feudo político, el Estado de Vermont, él necesitaba trabajar bastante para darse a conocer a la mayoría de los votantes de toda la nación. Un elemento fundamental para convencer al líder fueron las encuestas a nivel nacional que mostraban altos niveles de desconocimiento de este personaje entre muchos electores Demócratas, esto pese a que Sanders venia representado a su Estado en el Congreso desde 1990.
Tener como objetivo lograr un mayor reconocimiento del candidato a nivel nacional, influenció muchos aspectos de la contienda electoral. Por ejemplo, en el primer debate televisivo con Hillary Clinton, aunque la campaña Sanders tenía muchos ángulos para atacarla, decidieron no hacerlo y enfocarse en presentarle al electorado al candidato de la mejor forma posible. De hecho, la misma dinámica de "presentar y no atacar" fue común entre los precandidatos Demócratas que participaron en el primer debate presidencial para las elecciones del 2020. Detrás de esta decisión está el precepto de muchos consultores que dice: "candidato que no es conocido, difícilmente es votado". Adicionalmente, la campaña Sanders sabia la importancia de presentar a su candidato de forma positiva antes de que los opositores lo definieran de manera negativa.
Además de que al inicio del proceso electoral del 2016, muchos de los votantes conocían más a Hillary Clinton que a Bernie Sanders, una segunda desventaja que se experimentó fue el hecho de que su famosa contendora ya había participado en una elección presidencial contra Obama en el 2008, y como resultado de esto, tenía un amplio conocimiento de la "geografía humana y política" de cada Estado, que le permitía saber con quién trabajar y qué hacer para ganar en cada distrito. Por el contrario, la campaña Sanders 2016 tuvo varios desaciertos durante este proceso electoral. Por ejemplo, el libro narra cómo Sanders contrató a un gerente de campaña para el Estado de Nevada, el cual fue rechazado hasta por los mismos cuadros políticos del candidato en ese territorio. El resultado de esta división interna fue perder la elección en Nevada pese a que era considera un Estado favorable al líder.
Otro punto interesante es la importancia que Bernie Sanders le otorgaba a los discursos de campaña ("Stump Speech"), alocuciones que el candidato daba en sus reuniones con votantes, usualmente varias veces al día. Aunque había variaciones de la mismas, estas eran constantemente revisadas para garantizar consistencia y mantener el efecto emocional que producía en sus audiencias. El libro narra cómo los periodistas que seguían la campaña se aburrían en muchos actos por la coherencia que tenía Sanders en sus planteamientos, decía lo mismo con diferentes palabras en todas las reuniones, pero los votantes se emocionaban al sentir una conexión racional y emocional con el líder. Debido a esto el equipo de prensa tuvo el rol fundamental de mantener a los periodistas interesados en la campaña pese a la consistencia de sus mensajes y a la ausencia de primicias noticiosas por parte del candidato en sus discursos.
Weaver, gerente de la campaña Sanders 2016, se lamenta de no haber tenido más personas en prensa para desarrollar mejores relaciones con los medios. Este limitante le hizo perder valiosas oportunidades al candidato. Por ejemplo, una de ellas fue cuando el entonces vicepresidente de Obama, Joe Biden decidió no lanzar su candidatura presidencial en esas elecciones. Lo anunció en un discurso donde mencionaba las cosas que hubiera querido hacer como presidente. Para sorpresa de la campaña Sanders, muchas de esas propuestas coincidían con la plataforma de su candidato. Lamentablemente no se pudo aprovechar a plenitud este espaldarazo, debido a que no había suficiente gente de prensa para empujar esta noticia.
También resulta interesante como Weaver observa el rol de los periodistas que cubren una campaña política. Por un lado, deben generar información interesante para sus medios, la cual algunas veces puede ser negativa para el candidato. Sin embargo, tampoco pueden decir muchas cosas perjudiciales porque esto les limita sus fuentes de información y termina marginando su acceso al candidato. En este sentido, los asesores de prensa de una campaña sirven como una especie de "fusible" entre los reporteros y otros funcionarios de la misma. Por ejemplo, durante la campaña Sanders siempre había alguien de prensa preparado para intervenir cuando, por diferentes circunstancias, se generaban problemas durante una entrevista.
Otra ventaja de haber tenido un buen equipo de prensa era la posibilidad de producir respuestas rápidas a cuestionamientos que se le hacían al candidato. Esta labor estaba apoyada por otro grupo, liderado por el consultor Paul Hortenstine quien desde el 2006 venía desarrollando Estudios de Oposición para Sanders. Su trabajo consistía en investigar las posibles líneas de ataque contra el político y prepararse para confrontarlas de forma ágil y efectiva antes de que le hicieran daño. Para desarrollar estos estudios, muchos analistas usan variantes del esquema DAFO que exploran las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades que el candidato y sus principales oponentes tienen.
El libro muestra varios ejemplos donde este trabajo le permitió a la campaña predecir y desarmar ataques de sus adversarios de forma rápida y eficiente. Uno de los ataques se produjo desde la Campaña Clinton que usando un artículo escrito por Sanders en 1972, lo presentaba como un viejo retrogrado que estereotipaba los roles de género. La campaña Sanders ya estaba preparada y el ataque fue neutralizado efectivamente. Primero, lamentando algunas frases que el líder había escrito hacía más de cuatro décadas, que daban campo para una equivocada interpretación, y segundo poniendo en consideración todo el trabajo legislativo que el candidato había adelantado a favor de los derechos de las mujeres durante este tiempo. Weaver relata cómo la campaña Clinton contrató al experto en propaganda negativa, David Brock y a su ejército de trolls de la firma Hillbots para lanzar ataques de forma constante contra Bernie Sanders y sus más cercanos colaboradores, tanto por vías digitales como por medios de prensa tradicionales.
En otros apartes el libro destaca la importancia del trabajo de encuestas que para la campaña desarrollaba Ben Tulchin y su equipo de analistas. Al respecto Weaver aclara que los sondeos no se usaban para modificar el mensaje del candidato, ni para saber quién iba punteando en cada elección estatal. La utilidad de los estudios de opinión consistía en permitirles entender mejor la dinámica general de la campaña y poder maximizar los otros recursos que ellos disponían. Por ejemplo, Sanders tenía más de dos horas de grabación de charlas y discursos sobre diferentes temas que daba en sus actos proselitistas, las encuestas servían para saber cuáles eran los pocos segundos más relevantes para cada comunidad y así poderlos incluir en los avisos publicitarios que se transmitían por televisión.
Otros aspectos importantes en consultoría política que el libro enfatiza son: (1) el construir y manejar listas de votantes, (2) el elaborar modelos electorales para planificar mejor el uso de recursos, (3) el generar formas creativas de recolección de fondos, (4) las redes sociales y otros medios digitales, (5) el escuchar los grupos focales, (6) la importancia de fortalecer el trabajo de campo, (7) la relevancia de la convención del partido y otros eventos políticos, y (8) el manejo de la narrativa y las diferentes subnarrativas en la comunicación política de una campaña.
El autor, basándose en su experiencia de la campaña Sanders 2016 concluye que hay dos factores cruciales que determinaron las victorias y derrotas en los diferentes Estados donde compitieron contra Hillary Clinton. El primer elemento fue el tiempo que el candidato paso en cada Estado y cómo este recurso fue potencializado por el equipo de tierra y las organizaciones de base para maximizar la cantidad y calidad del contacto con los votantes. El segundo factor fue la capacidad económica de la campaña para poner sus avisos en medios locales de comunicación masiva en cada distrito electoral. Debilidades en alguno de estos dos factores fueron las principales causantes para no alcanzar la nominación del partido Demócrata a la Presidencia en el 2016. Estas son lecciones aprendidas que ahora le sirven a Sanders en su nueva campaña para el 2020.
Primer aviso publicitario de la campaña Bernie Sanders 2020
En conclusión, el conocimiento sobre consultoría política se deriva de muchas fuentes, entre ellas: (1) la participación directa en campañas, (2) el conocimiento de experiencias de terceros por medio de charlas informales, conferencias, documentales y lecturas de libros como el presente, y (3) el estudio más formal y dirigido de sus teorías y técnicas. En este sentido, la reseña del libro "How Bernie Won" (Cómo Bernie Ganó) quiere destacar la relevancia que tiene conocer las experiencias que consultores políticos han adquirido en pasadas elecciones. Este y otros textos ayudan a avanzar en el proceso de profesionalización de la disciplina, la cual cada vez es más relevante en la vida política de todas las democracias.
El artículo fue escrito por Mauricio Florez Morris, Ph.D. El autor ha sido profesor en las facultades de Ciencia Política y Sociología en University of Maryland, George Washington University, Georgetown University, y North Virginia Community College en los Estados Unidos. En la Universidad del Rosario y la Universidad Javeriana en Colombia, al igual que en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Salvador en la Argentina.
Su actual interés académico se centra en temas relacionados con los estudios de opinión pública, campañas electorales, marketing, liderazgo y psicología política. Es miembro de la American Political Science Association (APSA) y la American Sociological Association (ASA), al igual que de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos (ACOPOL). Ha trabajado en campañas electorales para organizaciones afiliadas al Partido Demócrata en los Estados Unidos.
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